viernes, 27 de septiembre de 2019

Poema LVII

... y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario.
(Antonio Machado, Retrato)





Por tu gran crueldad
quemé los puentes y hundí
todas las naves
haciendo voto de jamás volver,
consciente de que nunca
vendrías a buscarme.

Lucía en la tarde un azul
asombrosamente limpio y luminoso,
y, al dejarte, sentí el oleaje
en la superficie del mar de mi alma
cesar, como en el océano cuando,
pasado el temporal, la calma se hace.





Enero - Febrero de 2002

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