lunes, 16 de febrero de 2015

Poema VII

ENSOÑACIÓN







Abandonarnos una noche a solas
en un lugar blando, apacible y quieto;
y enlazarnos despacio:
poner mi mejilla sobre tu pecho
—mientras, tú me acaricias en la nuca
enredando los dedos—,
y mirar en lo obscuro fijamente
con los ojos muy llenos.
¡No de lágrimas!, no...
Llenos de un brillo templado y sereno,
a orillas de lo tierno y de lo dulce,
en el mar de lo inmenso y de lo eterno.

Y que pasen así largas las horas:
los dos muy juntos, muy nuestros, muy quietos;
escuchando atentos y sin palabras
la melodía que llevamos dentro;
esperando que llegue el nuevo albor
y bañe nuestros cuerpos.



Julio de 1987

lunes, 2 de febrero de 2015

Porque no cansa ni empalaga

A Mónica, en un día muy especial.

Afirmo que el amor nos hace más libres, y no me cabe la menor duda. Con ello no quiero decir que el amor carezca de ataduras o que nos inmunice contra toda servidumbre permitiéndonos disfrutar de la libertad más absoluta.