martes, 28 de noviembre de 2017

Poema XLVII







Recuerda, dice el Poeta, recuerda
estos instantes de dicha.
Recuérdalo cuando venga.


Aunque en verdad tasa no tenga,
nunca olvides que el dolor
su límite halla en el tiempo,
su final que siempre llega.


Recuerda estos instantes
cuando vuelva.


De aterradora cohorte
cabalgando a la cabeza,
un manto tétrico
de nubes negras
extenderá por todo
allá donde tus ojos
alzar pretendas.
A porfía
los funestos jinetes de su corte
en ti harán presa.


Recuerda esta dicha.


Recuerda este momento,
con qué complacencia evocas
la armonía y equilibrio en las esferas
que cantara Fray Luis.
Recuerda esta cadencia,
y cómo todo reluce,
y qué límpida atmósfera
te rodea.


Recuérdalo.


En tu interior
muda inquietud se agita,
cordial plenitud te llena;
lo visible te complace,
presientes la belleza
que por doquier asoma,
y te seduce
la menor presencia.


Recuérdalo cuando vuelva.





Sonriente y escéptico
el filósofo replica al poeta:

¿Combatir un Espanto ilusorio
con una Quimera?



24 de Agosto de 1998

domingo, 13 de agosto de 2017

El fin del mundo

Este sintagma, «el fin del mundo», asociado a un cuantioso número de profecías apocalípticas, durante milenios ha bastado para llenar de espanto a muchos de nuestros antecesores, cuando el ser humano, como especie hegemónica en el planeta, aún carecía de potencial para llevar a cabo semejante hazaña.

sábado, 20 de mayo de 2017

Poema LIII

ARS SUBTILIOR







Hurtándoselo al tiempo y a la historia
el triple dulce son del instrumento
prosigue su artificio.
Las tres voces concertadas
con fluidez se funden
en difícil contrapunto,
ágilmente construyendo
la recurrente o progresiva
geométrica estructura, calculada.

Sin poder sustraerme
a las señas indudables de su siglo
que la música comporta,
sin esfuerzo, casi sin proponérmelo,
traigo a la memoria
el recuerdo —imagen difusa—
de aquellos días y aquellos versos...
Pienso en Dante y Beatriz
y en la Laura perenne de Petrarca.

El sonido me transporta
como a pájaro en el aire
mientras me adentro en la atmósfera y el aroma,
la etérea tibia luz,
paraíso intemporal
no exento de dolor
—dulce sufrir—
que sólo un hombre
pueril e irremisiblemente
enamorado
puede hallar entre las páginas
singulares de La Vita
Nuova
y, antes aun,
del Canzoniere.



22 de Febrero de 2001


  1. NOTA: Este poema, de algún modo, recrea la experiencia vivida durante un concierto del Trío Subtilior, conjunto de flautas de pico especializado en la difusión de un peculiar estilo musical vigente a finales del siglo XIV, durante la Edad Media. Dicho estilo, denominado Ars subtilior, se caracteriza por su complejidad compositiva y por la dificultad que entraña su interpretación. Casualmente, en aquellos momentos tenía aún muy viva, por su proximidad en el tiempo, la lectura de las dos obras capitales de la literatura mencionadas, cuyos autores vieron la luz —sobre todo Petrarca— más o menos por la misma época en que fue compuesta la música del concierto; de ahí que la cita surgiera espontáneamente.

jueves, 6 de abril de 2017

Poema IV

Y ES QUE TENGO UNA CORAZA...




Y es que tengo una coraza
que se nutre del dolor,
dolor que clava y que maza
para aumentar su grosor.

Grosor que aumenta y aumenta,
encallece y cicatriza,
donde nada se desliza
sin que por dentro lo sienta.

Por eso la capa dura
se refuerza y regenera,
por eso crece y madura
de un nuevo daño a la espera.

Por eso la capa fuerte
se resiste a ser quebrada:
porque no llegue la muerte
a rozar su resguardada...

Resguardada y protegida
como la sagrada llama,
que se mantiene con vida,
que protegida se inflama,

que si un mal viento la toca
cuando no está bien cubierta
a muerte cierta se aboca,
y si insiste, queda muerta.



Junio de 1987

domingo, 1 de enero de 2017

Poema XVII

CINCO MINUTOS




(El pajarillo cantor)

—Tengo cinco minutos
antes de que llegue
la inquieta hora
que se vuelve
ligera
siempre.

SEGUIDILLA DEL AIRE INDISCRETO

«No porque las jornadas
se hagan despacio
al final el camino
será más largo:

quien va más lento
al final del camino
queda más lejos.»


(Un vegetal)

—Cinco
minutos.
Todavía
cinco minutos
vacíos e inmensos.
Faltan cinco minutos
(que son segundos trescientos)
para que la nocturna luna
de luciente y helado bostezo
se quede inmóvil sobre el cielo mismo
de las blancas almas velando los sueños.



27 de Abril y 16 de Junio de 1988