jueves, 3 de octubre de 2013

Poema LXXV

NOCTURNO







Nadie sabrá
que te he querido
—es triste—, que esta madrugada
apareciste aquí de pronto,
traspasando el umbral, movida
de irresistible impulso
—con un ojo cerrado y otro abierto,
el pelo alborotado,
los brazos extendidos,
arrastrando los pies
con cierta mezcla de premura
e indolencia—, hasta llegar
a mis brazos.

Y no habrá quien recuerde
cuánto me has amado; cómo a deshora,
de madrugada,
te he despertado
y al poco rato has ido, insomne,
y me has buscado
en una estancia iluminada y próxima,
donde yo estaba; cómo te he abrazado
un prolongado instante
con indecible amor, sin dar
espacio al deseo —pudor
para bajar las manos—,
y ambos hemos pronunciando, abrazados,
en un susurro, sucesivamente,
las palabras mágicas que conjuran,
infalibles, en nuestro idioma
temores y ansiedades
de auténticos amantes.

Transcurrirán años, siglos, milenios,
acaso miles de milenios
plagados de acontecimientos,
de alternado esplendor y decadencia,
antes de que la humanidad
—y con ella su memoria— se extinga.
Para entonces el sol,
la luna y las estrellas
proseguirán su ciclo y el planeta
continuará girando.

Nadie recordará
—y es triste— que tú y yo
nos abrazábamos
esta madrugada, con indecible
amor, durante un prolongado instante,
conjurando, con dos palabras mágicas,
todos los temores; ajenos,
por un instante,
a cuanto había
bajo el sol, las estrellas y la luna.



21-30 de Septiembre de 2013

viernes, 30 de agosto de 2013

Poema XLIX

Mi esfuerzo todo sé que ha de ser vano:
nada escapa al zarpazo de la muerte:
esquivarla es capricho de la suerte
que te deja más tarde o más temprano.

Morirá cuanto salga de mi mano;
un día yacerá la Tierra inerte,
y aun ni el vasto Universo será fuerte
a resistir su empuje soberano.

Por más que la guardaseis como a esencia
no quedará de mí ni la memoria.
Subsisto, pese a todo, y no derramo

ni una gota del don de mi existencia
—cualquier otra razón es accesoria—
mientras procuro aquello que más amo.



30 de Noviembre de 1998

domingo, 18 de agosto de 2013

Los engaños de la fama

No sin razón alguna pintaron los gentiles a la Fama como a una diosa con múltiples ojos, bocas y orejas1, dispuesta a difundir a cualquier hora y en todas direcciones cuanto la común opinión de las gentes da por cierto, aunque la Verdad y la Justicia declaren no conocerlo en absoluto o acaben demostrando, con el tiempo, que la cosa no era para tanto.

jueves, 21 de marzo de 2013

Poema LXXIV

BESO







Beso tus cabellos recién lavados,
me embriago en su perfume.
Por un instante —eterno—
no existe nada más
en la intensa, total oscuridad.

En la estancia cerrada,
lejos del mundo,
no necesito
abrir los ojos, esta noche
—ni que los abras tú, de espaldas
a mí, ni que me sientas—,
un breve instante, mientras beso
tus cabellos recién lavados.

Tan suavemente beso
tus cabellos, tan delicadamente,
que es suficiente un leve roce
de mis labios para sentirme,
en este instante —mágico y eterno—,
el más feliz,
el más dichoso de los hombres,
porque percibo
el olor de tus cabellos, tan cerca,
en la intensa, total
oscuridad, y su perfume
me embriaga.



17-20 de Marzo de 2013

martes, 1 de enero de 2013

Poema LXXIII

EL REENCUENTRO

a Mónica

Estar fundido,
fundido en tus brazos
en un abrazo sin fin,
como si el mito
tan hábilmente descrito
en su Banquete
por Platón
tomara cuerpo
en tu cuerpo y en el mío
y en ese abrazo,
dulce y cálido,
fuéramos al fin uno:
el ser único
que los dioses invictos del Olimpo
dividieron
—por su fatal soberbia—
antes que la estirpe
de los hombres, tal como somos,
pusiera el pie,
por vez primera, sobre la faz
mitológica y arcaica de la tierra.


Estar fundido, fundido en tus brazos,
sintiendo como de plumas,
de palomas muy próximas
al beso y al arrullo, el roce
y el aliento y el pulso levemente
sincrónico y el contacto
tan suave y caro y tibio de tu piel;
con la miel que hay en tus labios
y en mis labios
templar el ansia
que sienten nuestras almas —del espíritu
grácil llama— por tocarse:
lengua —o húmeda llama—
que, más allá del abrazo
y de la carne, halla
el conducto o vía
o entrada —cavidad íntima—
donde, su centro abandonando,
enfebrecida llama —o más dócil
y delicada— junta
o busca o encuentra otra
llama —o lengua o labio—, y así,
ambas almas
—o lenguas o llamas— entre sí juegan,
se acarician y parece,
en efecto, como si, con delirio,
se tocaran.

¡Vivísimo placer,
dulzura infinita,
sentir entre los dientes
tu alma con mi alma!


En un abrazo
sin fin, presente continuo
que nada consiente —ni ve—
más allá del mismo abrazo:
el pasado no existe,
y el futuro consiste, sólo, en estar
así abrazados,
mitad con mitad,
reencontrándonos
en ese ser mítico
—¿lo recuerdas?—, idealísimo
andrógino, de este amor nuestro
cifra y suma; este sencillo
amor nuestro,
que sólo pide
estar así fundidos, por siempre,
como palomas muy próximas
al beso y al arrullo,
en un abrazo sin fin.



24 de Noviembre – 28 de Diciembre de 2012


  1. NOTA: Para un mayor conocimiento del mito platónico, así como del significado preciso que se ha de dar al término «andrógino» en el contexto del poema, recomiendo la lectura de la descripción o resumen que hago, en mi otro Blog, en relación al supuesto androginismo que presentan los modelos de algunos cuadros de Caravaggio, como «El tañedor de laud».