Recuerda, dice el Poeta, recuerda
estos instantes de dicha.
Recuérdalo cuando venga.
Aunque en verdad tasa no tenga,
nunca olvides que el dolor
su límite halla en el tiempo,
su final que siempre llega.
Recuerda estos instantes
cuando vuelva.
De aterradora cohorte
cabalgando a la cabeza,
un manto tétrico
de nubes negras
extenderá por todo
allá donde tus ojos
alzar pretendas.
A porfía
los funestos jinetes de su corte
en ti harán presa.
Recuerda esta dicha.
Recuerda este momento,
con qué complacencia evocas
la armonía y equilibrio en las esferas
que cantara Fray Luis.
Recuerda esta cadencia,
y cómo todo reluce,
y qué límpida atmósfera
te rodea.
Recuérdalo.
En tu interior
muda inquietud se agita,
cordial plenitud te llena;
lo visible te complace,
presientes la belleza
que por doquier asoma,
y te seduce
la menor presencia.
Recuérdalo cuando vuelva.
Sonriente y escéptico
el filósofo replica al poeta:
¿Combatir un Espanto ilusorio
con una Quimera?
24 de Agosto de 1998
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