MARTA Y SUSANA
Marta es morena de piel muy
clara.
Susana es muy sensible y muy
apasionada.
Marta se ha cortado el pelo
liso de azabache: desde el
cuello lo lleva en redondo
hasta las sienes recortado.
Susana está loca, loca, loca...
Nunca en la vida había sentido
algo semejante. Nunca.
Marta una sencilla diadema
lleva a veces color azul.
Susana a veces llora, y si se pone
furiosa (¡No la toques, no la
hables, no la mires!) es su ira un
torbellino muy difícil de aplacar.
Marta y Susana se conocen de toda la vida.
Marta, vista de frente como
de perfil, no provoca dudas,
ante la exuberante prominencia
de ciertos atributos, sobre su
femineidad.
Susana no ha olvidado aquellos
ojos que aquella tarde la miraron
en aquel sitio y de aquel modo...
Marta no podría alardear de su
estatura, que no es muy alta.
Susana revive muchos momentos,
instantes vagos que no consigue
retener, llenos de cosas sencillas,
inenarrables, que celosamente
guarda y desordenadamente
evoca.
Marta y Susana se conocen de toda la vida
Marta algunos días se pone una
falda que se ajusta a los muslos,
a las caderas y de sus posaderas
a la exquisita redondez.
Susana sabe que sólo una vez
se ama así. Una sólo.
Marta y Susana se conocen de toda la vida.
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Susana y Marta se cruzaron junto a la escalera ayer
Susana saludó a Marta
Marta, rostro severo, no vio a Susana.
16 de Febrero de 1989
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