martes, 19 de abril de 2011

Poema LXVIII

LA ILUSIÓN (DILEMA)

Stella splendens

Como recién nacida,
ignorándolo todo,
inmune al desaliento, ciega
y sorda a la razón,
semidesnuda y sin bagaje
—la cubre sólo
un dulce sueño de sábanas blancas—,
el rostro ardiente,
temblando toda de pasión y fe.


Así la miro.
Con emoción no exenta de tristeza,
su actual belleza, su ingenua hermosura,
frágil y efímera, contemplo.
Su audacia con olor
de primavera hasta tal punto
me solicita y me conmueve
que tentado estoy de olvidar
la realidad: del paso del tiempo
la infinita crueldad, cómo de crudo
es el invierno, qué difícil
de evitar es
la victoria —súbita o paulatina,
pero siempre mortal— del desencanto...
y cómo es verdad, para que el amor
perdure, que hay que renunciar
a la felicidad por siempre
y a la suprema dicha de alcanzarlo.


Como recién nacida,
inmune al desaliento,
semidesnuda,
temblando toda de pasión y fe.

Así la veo.



Febrero - Marzo de 2011

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Bellísimo poema, me quedo con el último verso, aunque todo él está lleno de sentimiento y emoción.
Un cariñoso saludo y bienvenido al mundo de los sueños.

Chacien dijo...

Qué bueno que te parezca así.

Bienvenida al mundo de mis sueños.

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amigo Carlos,

No entiendo cómo se me había pasado por alto este poema, Dilema, Stella splendens [Estrella resplandeciente]. Quizá sea porque, cuando lo publicó Vd., no tenía yo el ojo avezado ante su capacidad para la poesía. Conociendo lo que conozco ahora, tengo que decirle que, entre todos los que he leído, es el que más me ha gustado. Encuentro en él un canto sublime al Amor y al Erotismo más fino, una canto a la Belleza femenina, al cuerpo de la mujer, ¿por qué no decirlo también?, y al asombro que produce un cuerpo femenino que se insinúa tras una desnudez que quizá no sea total ahora, pero que lo fue en su momento. Es la unión de cuerpo y alma en su mejor forma. Es el encantamiento bajo, o sobre, el que cae uno en la mejor fase del Enamoramiento.

Se percibe en sus palabras que tales circunstancias de Felicidad existieron en su momento, que es más que reciente y no lejano en el tiempo; enamoramiento que fue intenso y que no ha desaparecido del todo; enamoramiento que conserva todavía cierta vida, y que no está perdido definitivamente; enamoramiento que fue vivido con intensidad animis corporibusque iunctis [en unión espiritual y carnal también].Está bien claro que quien ha escrito estos versos tiene una capacidad de amar prácticamente infinita, o es el Amor el que nos convierte en dioses, y en superiores a nosotros mismos.

Creo yo que ese Amor no está del todo perdido y vale la pena seguir luchando por él, porque la victoria puede que sea posible.

Si a ese poema se le quitan unos cuantos, muy pocos, versos que apuntan al pesimismo y al fracaso, el poema es perfectamente aplicable a una mujer de la que en el momento actual está uno plenamente enamorado, con todos los condicionamientos a su favor.

Siga Vd. en el tema, Don Carlos, que la guerra no está perdida, aunque alguna batallita se muestre resistente.

Y ahora confidencia por confidencia: yo mismo he escrito y entregado a la mujer que Vd. sabe más de un escrito que tenía la misma música y el mismo tono que este poema, sin las connotaciones de no ser correspondido del todo en su caso. Posteriormente la mujer afectada me comunicó que alguno de esos escritos le provocaron una especie de éxtasis orgásmico.

Le animo en sus intentos de conseguir lo que pretende y le auguro los mejores resultados.

Le envío, amigo mío, un gran abrazo,

Antonio

Chacien dijo...

En primer lugar, decirle que el "Stella splendens" es más una cita que un segundo título. Se trata de un guiño a la persona que inspiró el poema en el momento de dedicárselo, de modo que su pleno significado, al estar basado en un suceso anecdótico, sólo lo conocemos con seguridad esa persona y yo. La cita alude al título de una composición perteneciente al “Llibre Vermell de Montserrat”.

En cuanto al significado del poema no saque conclusiones precipitadas, tal vez esté equivocando el sujeto, no sería el primero al que esto ocurre. Tenga en cuenta que no me estoy dirigiendo a la persona amada, que cuando lo hago en un poema siempre suelo utilizar la segunda persona, el tú.

En cualquier caso, ya sabe que su interpretación es muy válida, siempre y cuando para usted sea válida, es decir, siempre que al leer el poema pueda sentir una emoción plena y sin fisuras.

Analice su interpretación, tenga en cuenta el soneto posterior y piense, ¿no hay nada que no le cuadre, no existe alguna pieza que no encaja?

Gracias por la atención que me presta y reciba, asimismo, un gran abrazo.

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amigo Don Carlos,

Vd. comprenderá que me lleva ventaja, porque Vd. sabe a quién se refiere el poema y las condiciones y circunstancias en que fue escrito. En efecto, si la detinataria o inspiradora del presente poema es la misma que la del Poema LXIX , mi interpretación es sólo parcialmente válida, y por supuesto que la parte digamos esperanzadora de mi comentario no tiene fuerza ni validez alguna.

Entienda que, después de haber leído otra vez el presente poema, me reafirmo en mi interpretación, que no queda desvirtuada por el hecho de que una información posterior, en el sentido de que es hermano o consanguíneo del Poema LXIX, me evidencia que yo sólo percibí una parte de la situación, y no la situación en su totalidad.

Insisto en que, si le damos al poema presente la oportunidad de circular solo, sin muletas, yo sigo viendo en él lo que vi y expresé en mi primer comentario.

Con el debido respeto, y con toda la gracia del mundo, creo que Vd. pretende que un médico analice los síntomas de una enfermedad tras la muerte del paciente.

No señor, no, el auténtido pronóstico se hace ante mortem, porque post mortem cualquier iletrado es capaz de darle significado a los síntomas previos.

Le envío un gran abrazo,

Antonio

Chacien dijo...

Pues no faltaba más, que no pudiera usted ver lo que le plazca en el poema. Claro que sí, amigo mío, como ya le dije, su interpretación es perfectamente válida.

Lo que ya no me gusta tanto es que primero me haga caminar al poema con muletas y luego me lo compare con un difunto. No digo que no me me parezca graciosa la ocurrencia (confieso que me he reído un rato), sino que me duele ver tan malparada a una criatura salida de mis entrañas.

Para mí un poema es un organismo vivo y lo será siempre que haya alguien que lo recuerde o que lo lea. Un poema muerto es aquel que no lee ni recuerda nadie, acaso porque al ser un mal poema no le interesa a nadie. Así pues, me conformo con que, en este caso concreto, se equivoque usted en el diagnóstico y que este poemita goce de larga vida, aunque sólo sea gracias a la consideración de un pequeño un puñado de personas, entre las que, por otro lado, quisiera poderle incluir.

Un abrazo, con toda mi simpatía.

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Vamos a ver, amigo Carlos. Creo que Vd. no me ha interpretado bien, o, si lo prefiere, yo me he expresado mal. En ningún momento he pretendido ponerle muletas a su poema, que es precioso, y como le dije, es el que más me gusta de todos los suyos que he leído; y mucho menos he pretendido compararlo con un muerto o un cadáver.

Lo que yo he querido decir es que Vd., como autor que es del poema y conocedor de todas las circunstancias, tiene muchas más posibilidades de interpretarlo que yo mismo, que soy desconocedor de la circunstancias del poema. Lo de ante mortem y post mortem es una comparación, seguramente desafortunada, y la he puesto en el sentido de que es mucho más fácil confirmar el pasado que predecir el futuro. Es evidente que es mucho más difícil hacer un pronóstico que realizar un diagnóstico cuando ya se sabe lo que ocurrió después del pronóstico.

Puede Vd. estar seguro de que jamás circuló por mi mente la idea de hacer la comparación que Vd. insinúa, porque su poema está vivo y muy vivo, pero, como bien dice Vd., el poema, una vez escrito, tiene derecho a circular solo, independiente, sin estar ligado a las circunstancias que lo engendraron.

Pasa como con los seres vivos todos, que una vez llegada cierta fase de su vida, tienen que volar solos, de forma autónoma e independiente.

Y otra observación: una vez dije en una reunión de Profesores (éramos más de 50) que la persona menos indicada para hacer una valoración de un alumno era la propia madre, porque la visión de la madre es y será siempre parcial. ¿O es que hay alguna madre que no piense que su hijo o hija es el mejor del mundo? En este sentido, entiéndame bien, lo que quiero decirle es que tiene más fuerza y objetividad que yo diga que su poema es de lo mejor que hay que que lo diga Vd., porque la visión y valoración de Vd., por necesidad, no puede ser tan objetiva como la mía, porque, como bien insinúa Vd., Vd. es quien parió el poema, y consecuentemente es como si fuera la madre.

Le reitero que su comentario me ha sacado una buena sonrisa, y el que está en peligro de convertirse en cadáver soy yo, porque me estoy muriendo de risa, en el mejor de los sentidos.

Le envío un gran abrazo,

Antonio

Chacien dijo...

Felicidades por su sentido del humor, amigo Antonio.

Haga el favor de morirse, si quiere, pero dentro de muchos, muchos años. Es lo que yo le deseo: que tenga una muerte tan dulce y, si no es que muere de risa, que al menos en el último instante sí se le dibuje una sonrisa, quedando fija en el rostro cuando su cuerpo esté exánime. ¿Quién no soñaría con acabar así su última jornada?

Entretanto disfrute del cariño de sus seres queridos (incluida su esposa) y de la amistad de quien le acepta tal como usted es y sabe apreciarle.

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amigo Carlos,

Muchas gracias por sus palabras, pero tenga en cuenta que la muerte no está entre mis tareas inmediatas, porque tengo otras prioridades. Si en algún momento ocurre, seguro que no estará en mi agenda.

Que pase Vd. un buen fin de semana.

Le envío un abrazo,

Antonio