EL MAGO
Como un mago extrayendo,
tal vez, del fondo
de su chistera
una blanca paloma
del público presente
ante la atónita
mirada. Así me siento.
Hay que ver el prodigio
y cuánto pueden
—incluso yo me admiro—
de un roce el espejismo
en el instante justo
y la ilusión
de dos palabras mágicas
sobre un atormentado,
menesteroso y tierno
corazón.
11 de noviembre de 2015
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