Nel mezzo del cammin di nostra vita
mi ritrovai per una selva oscura...
(Dante, Divina Comedia)
Cada nuevo alumbramiento señala
el inicio de una ruta en el tiempo
que siempre acaba,
y eso es el fin.
En medio del camino, con angustia,
me detengo ahora. Si miro
hacia atrás, compruebo
cuán presto pasó todo:
los años de la infancia,
que eternos parecían;
la adolescencia,
de confusa indolencia y extraviada;
la juventud vibrante
de plenitud y energía.
Si hacia delante miro,
con estupor y espanto
constato que no es
mucho más, a lo sumo,
para llegar al término
lo que me falta;
que ya pasé la cúspide;
que hacia un oscuro
y misterioso abismo,
sin variación posible,
voy de bajada.
Después de haber andado
siguiendo, como en sueños, el fulgor
distinto de una estrella,
me parece mentira
que se haya de romper
el idilio, que tenga que llegar
un día en que, para mí, nunca
vuelva a haber
sueño o realidad.
En medio del camino
me detengo ahora. A un lado
y a otro —demorándome
en cada objeto— miro:
todo me parece más nítido
y hermoso —como si lo viera
recién creado
o rodeado de una atmósfera
más límpida y pura— bajo la luz
prístina y triste
de una dulce, amorosa
y larga despedida.
Mayo de 2016 – Junio de 2018
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