¿POR QUÉ NO SUENA YA...?
—¿Por qué no suena ya
en casa del poeta
la flauta? ¡Era tan dulce,
conmovedora e intensa
su sencilla melodía...!
—Ha muerto, ha muerto el poeta.
—¡Que ha muerto!... ¿De qué ha muerto?
—No sé, no hay quien lo sepa.
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Me siento atribulado...
Dime, ¿cuándo lo entierran?
Anhelo ver su tumba
y echar sobre la tierra
unas pocas de lágrimas
y las flores más bellas...
¡Dime si vendrá pronto
la hora amarga y funesta!
¿Cuándo lo enterrarán?
—No sé, no hay quien lo sepa.
Sin fecha.
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